Un libro que nos recuerda la importancia de respetar el derecho a la diversidad y nos invita a derribar prejuicios. Inspirado en una historia real

¿Quién ha dicho que los niños no pueden pintarse las uñas? 

A Juan, el protagonista de este cuento, le gusta pintarse las uñas, y sus compañeros se ríen de él. 

Cuando el padre de Juan descubre lo que le está pasando a su hijo, decide pintarse él también las uñas. Un símbolo sencillo, pero poderoso que parece acabar contagiando a todo el mundo.

Un libro sobre la aceptación y la importancia de respetar la esencia de cada niño y de cada niña, sin etiquetas.